jueves, 22 de diciembre de 2011

EL CALLEJÓN DEL ROMANCE

El Callejón del Romance, así llamado a partir de la "remodelación" que se le hizo a finales del trienio 1963-1965, en que fungió como presidente Municipal el Lic. Fernando Ochoa Ponce de León, siempre ocupó un lugar preponderante en la memoria de los morelianos, desde mediados del sigloXIX hasta el año de 1928 -en que se estableció la nomenclatura que hoy tenemos y sigue vigente- se le llamó "Callejón de la Bolsa" que pasó a ser "Callejón del Socialismo" con la nueva nomeclatura.
Es bueno aclarar que el primer nombre (C. de la Bolsa) no se debió a que en él estuviera alguna institución "bursátil" (de la Bolsa), si no a que tiene una "bolsa" formada por un corto callejón sin salida.
Con todo el respeto que me merecen sus actuales habitantes, quiero comentar lo que escuché de algunos familiares y amigos "viejos": En la segunda década del s.XIX se establecieron en el Callejón algunas prostitutas que acrecentaron su mala fama, que ya tenía a causa de su total abandono en cuanto a servicios públicos, y vino el abandono de algunos de sus habitantes, ya que las prostitutas permanecieron en ese lugar hasta la década de los años 30's, que fueron reubicadas en la calle Fray Antonio de Margil.
Me platicaron (los "viejos") que una de ellas (de las prostitutas) no aceptó el cambio y siguió "trabajando" en el Callejón, se llamaba María y la apodaban "La Gamarra". Como ustedes saben, la gamarra es el objeto -de ixtle o de cerda- que ponen al ganado caballar sobre las orejas y el hocico para guiarlos o llevarlos de un sitio a otro. Pues dicen que la tal María así llevaba a sus pupilas para obligarlas al ejercicio de la profesión más antigua que se conoce, primero al citado Callejón de la Bolsa y después a la calle Revolución, a donde se mudó a finales de los 40's. Me dijeron, esos mismos "viejos", que falleció en el año de 1952 en el Hospital Civil Dr. Silva, víctima de la edad y de algunas enfermedades venéreas.
Por la década de los 30's del siglo pasado, y quizá por alguna regularización predial, varias de las fincas -incluyendo las ubicadas en la "Bolsa"- pasaron a ser propiedad del gobierno federal, quien las rentó a cuotas muy bajas y motivó su "repoblamiento", pese a la mala fama y a la total carencia de servicios, y el Callejón siguió en el olvido de las autoridades municipales.
Así las cosas, a principios del año de 1964 el Lic. Ochoa Ponce de León -entre otros funcionarios yo lo acompañaba- hizo un visita al Callejón (ya del Socialismo) y los vecinos le mostraron su carencias: no había alumbrado público, ni banquetas, drenaje ni agua potable, tan sólo dos grifos públicos lo abastecían y no en forma constante, por lo que se formaban grandes filas de vecinos con sus cubetas. Los niños -casi todos famélicos y enfermos- jugaban haciendo lodo y "presitas" sobre el hilo de aguas negras que corrían a "flor de tierra" hacia la entonce Calzada Madero (hoy Av. Madero Oriente), en cuyo entronque fromaba un enorme charco de agua y lodo malolientes.

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