domingo, 30 de octubre de 2011

Morelia y sus mitos

Entrado el sXX, probablemente a partir de los años 20's, en la ciudad se vino una especie de fiebre de construcción, se remodelaron muchas casas, se construyeron nuevas, tomó forma la colonia Vasco de Quiroga, al igual que la Morelos (zona del Panteón Municipal), la colonia obrera y la "nueva zona industrial" y la colonia en la que se asentó. No obstante que no existía ninguna reglamentación al respecto, la inmensa mayoría de las construcciones en el Centro Histórico se hicieron conservando los materiales y ritmo de la ciudad, quizá debido a que los morelianos nacen, crecen, respiran en es ambiente que da una ciudad bien trazada y bien construida, e instintivamente sabían que así debía construirse lo nuevo y conservarse lo existente.
A mediado de la década de los 30's se incendió la farmacia "La Purísima", en la esquina de las calles Madero Pte. y Guillermo Prieto, que ocupaba un bello edificio construido a finales del sXIX, de estilo neoclásico pero muy afrancesado, como era la tendencia de la época. En el año de 1938 el predio, y lo que del incendió perduraba, fue adquirido por unos inversionistas que decidieron construir un hotel, para lo que recurrieron al ya famoso y prestigiado arquitecto Mario Pani. La obra fue terminada a finales de 1941, según proyecto aprobado´por el H. Cabildo, pese a las múltiples protestas de eminentes morelianos que lo consideraron un verdadero atentado en contra de la ciudad.
De este numeroso grupo de vecinos, unos 10 ó 12 siguieron reuniéndose y buscando la manera de evitar "nuevos atentados" que se tenían planeados, pues debemos recordar que la Segunda Guerra Mundial acarreó a la ciudad una prosperidad que se dejaba ver en muchas de sus nuevas construcciones: Farmacia La Equitativa, Edificio Laura Eugenia, Casa de los Hnos. Tron, y muchas otras, en las que casi era un distintivo el colocar "marquesinas de concreto".
Ese pequeño grupo, digo, entre los que destacaban el Prof. Porfirio Martínez, el Dr. Rafael Morelos Zapién y el Prof. Melesio Aguilar Ferreyra, lograron elaborar (en 1945) una Ley que protegía a la ciudad, misma ley que, por su redacción y forma, correspondía más a un Reglamento, por lo que se le conoció, indistintamente, como Ley o Reglamento para la Conservación del Aspecto Típico y Colonial de la Ciudad de Morelia, misma que, en contrapartida de su muy largo nombre, tenía muy pocos artículos, pero suficientes para preservar la ciudad.

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