miércoles, 2 de noviembre de 2011

Al iniciar 1960, las obras del IMSS casi estaban terminadas, ya estaban realizando las obras exteriores y de ornato y, para terminar la explanada y acceso principal, les urgía que la fachada fuera demolida o desmontada, por lo que ya tenían uno o dos meses insistiendo ante el Gobernador Franco Rodríguez. Se dice que la constructora encargada de las obras, "Robert y Compañía", era propiedad del ex gobernador Gral. Dámaso Cárdenas, por lo que los pedidos para retirar la fachada se podían considerar "casi órdenes del General", pero el Gobernador, quizá adivinando el destino final de la fachada una vez desmontada, le pasó "el paquete" al Presidente Municipal.
Por el mes de marzo de ese año, el Lic. Cano me indicó que planeara cómo desmontar la fachada y buscarle un destino final, por lo que procedí a levantar un plano de la fachada, indicando en él las hiladas y canteras que correspondían a cada línea. En la numeración de cada piedra o cantera me auxilió el maestro cantero Sabino Prado -uno de los mejores de la época- puesto que yo nunca había realizado una operación semejante y, hablando con honestidad, no sabía como hacerlo. Al tiempo que se realizaba este trabajo -plano y numeración- el Presidente me pidió que le ayudara a buscar el destino al cual se mandaría la fachada, conforme se fuera desmontando y, conociendo mis relaciones con algunos sacerdotes y mandatarios católicos, nos entrevistamos con el Sr. Arzobispo de Morelia, a quien se le ofreció en forma gratuita y alguna pequeña cooperación para su instalación en alguna iglesia o convento. El mandatario, en forma muy comedida, nos explicó que no había ningún sitio y que el destino y forma de las propiedades no se compaginaban con esa fachada.
También nos entrevistamos con el Jefe de los Servicios Coordinados de Salubridad, ya que la medida de la fachada casi se ajustaba al recién construido Centro de Salud -lado norte de las oficinas de Salubridad- que entonces tenía un pequeño jardín en todo su frente, limitado en la banqueta por una repulsiva reja de herrería, pintada en color rojo "pendejo", según calificación que le dio el pueblo, pero el Jefe de los Servicios dijo que no disponía de recursos, ya que apenas dos años antes el Estado había hecho un gran gasto en la restauración, ni podía pedir ayuda a la Federación por estar recién terminado el Centro referido.
En igual forma se ofreció a particulares, sobre todo a los que sabíamos tenían ranchos o cascos de ex haciendas. Nadie aceptó el ofrecimiento y como la presión de la constructora iba en aumento, el Lic. Cano me dijo: "Usted busque un lugar donde depositar las piedras y proceda a su desmonte, en dos semanas debe quedar despejado el lugar. No quiero disgustos ni con "David" (familiarmente así le llamaba al Gobernador, como lo hacían todos sus amigos y allegados).

No hay comentarios:

Publicar un comentario