martes, 8 de noviembre de 2011

FUENTE TARASCA (Desmonte)

En mi blog anterior comentaba que, desde el 3er. Año de Primaria, se quedó grabado en mi mente el hecho de la Fuente Tarasca estba fuera de espacio y de tiempo. Al pasar toda mi etapa de estudiante en la secudaria y en la preparatoria se reafirmó en mí ese concepto, por lo que, al hacerme cargo de la oficina de obras municipales, en 1960, le planteé al presidente la posibilidad de cambiarlas de sitio, ni siquiera alcancé a hacer el planteamiento completo, me dijo que definitivamente no era posible. Al cambio de administración volví a ahcerlo con el Lic. Fernando Ponce de León quien, al igual que el anterior, me dijo que ni había que pensar en ello, aunque él sí escuchó mis argumentos.
Por el año de 1964, durante una visita que realizó a la ciudad la Sra. Eva Sámano de López Mateos y después de recorrer el Hospital Infantil en construcción  que hoy lleva su nombre- a su paso por Villalongín dijo: "Que escultura tan poco estética, tan fuera de entorno y tan poco apegada a la tradición", en palabras distintas pero lo mismo que la maestra "Petrita", y es que recordemos que la Sra. de López Mateo,- además de maestra- era muy culta, sobre todo en cosas de historia y de tradición. Las señoras que acompañaban a la Primera Dama eran encabezadas, obviamente, por la esposa del gobernador Arriaga Rivera, por lo que ella y otras muchas escucharon el comentario. La señora Lupita seguramente le pasó el comentario a su marido y éste, a su vez, se la trasmitió al presidente Ochoa. Al día siguiente, un poco antes de salir de la oficina (las labores terminaban a las 3 pm. y se regresaba a las 5), el presidente me habló por teléfono, seguramente desde su domicilio, y textualmente me dijo: "Ingeniero: Si en este momento te autorizo a desmontar las Tarascas, ¿te alcanzaría esta tarde y noche para que mañana, antes del amanecer, ya no hubiera ni siquiera escombro?". Después de un rápido análisis le dije que sí era factible, a lo que me respondió: "Puedes empezar a hacerlo, yo me pierdo -me voy al cine- si alguien pregunta les dices que son órdenes de la presidencia, y punto".
Recabé el personal y equipo necesario, contraté a un maestro "soldador" para que cortara las varilla que, supuse, tendrían en los brazos, una grúa con el Ing. López Arellano (la grúa chica, porque la grande estaba fuera de la ciudad), cité a los camiones de la obra y de limpia y nos dimos a la tarea. El sobrestante de obra, nuevamente el Sr. Adolfo Arceo, no dio tregua y a las 5 AM. el sitio estaba totalmente despejado, recogimos todo y nos fuimos a nuestras casas.
Durante el desmonte ocurrió un incidente, con la grúa del Ing. López A. levantamos la batea y la colocamos sobre un camión que la depositó en el almacen de Obras Públicas del Estado -por entonces en donde actualmente están las oficinas de la Tesorería, en la Av. Ventura Puente- pero al tratar de cargar la primera "india" se dobló el brazo de la grúa - a eso de las 12 de la noche- por lo que tuve que "despertar" al buen amigo y entonces regidor del Ayuntamiento, Juan Sandoval ("Juanito") quien era propietario de una flotilla grúas. Al momento me mandó la más grande y logramos terminar la faena.
Las cuatro piezas, batea y 3 tarascas, las entregué persdonalmente en la bodega citada, cuyo jefe era el Teniente Ireta (no recuerdo su segundo apellido) y a quien previamente le había solicitado que nombrara alguna persona para que estuviera de turno toda la noche. Al explicarle el motivo me dijo que él estaría todo el tiempo necesario en el almacén, me firmó el "resguardo" correspondiente y las dejé con el embalaje de madera de cimbra que les armé en Villalongín. Ahí estuvieron poco más de un año.  

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